lunes, 31 de julio de 2017

Piromanía en adultos

La piromanía en adultos se asemeja a los de otros trastornos de control de impulsos, como los trastornos de abuso de sustancias, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo. La piromanía en adultos se ha asociado con síntomas que incluyen depresiónpensamientos de suicidio, los conflictos repetidos en las relaciones interpersonales, y la poca capacidad para hacer frente al estrés.
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Piromanía en niños

La piromanía es el responsable en un porcentaje muy pequeño de casos de incendios en los que un niño o adolescente es el sospechoso. Sin embargo, los niños de tan sólo tres años de edad pueden desarrollar la piromanía. Para que un niño sea diagnosticado como un pirómano, debe tener un historial de incendios de manera deliberada, y debe ser demostrado la fijación en el fuego no se puede atribuir a los intentos de venganza, motivos financieros, daño cerebral u otros trastornos psicológicos tales como trastorno de personalidad antisocial. Se debe demostrar que el niño tiene una atracción por el fuego y experimenta sentimientos de satisfacción o alivio dResultado de imagen de piromania en niñosespués de provocar un fuego.

domingo, 30 de julio de 2017

Tratamientos de la piromanía

Tradicionalmente se había tratado la piromanía desde el punto de vista psicoanalítico, de manera que se mostraba difícil la intervención dado que el paciente rechazaba el hecho de asumir que era responsable y usando la negación.
Desde las terapias más conductuales se ha utilizado la terapia aversiva, el refuerzo positivo y el castigo, la saciación y las fantasías estructuradas operantes con esfuerzo positivo.
El tratamiento para la piromanía abarca la terapia de modificación de conducta. Puede resultar complicado ante la falta de comprensión del problema y la ausencia de demanda de ayuda en muchas ocasiones.
La persona puede ser consciente de lo peligroso de su conducta así como de lo inadecuado, pero dado que no se arrepiente ni se reprocha nada, difícilmente solicitará ayuda para cambiar.
Es imprescindible trabajar el control de impulsos, el autocontrol. El role-playing puede ayudar también en la resolución de conflictos.
El enfoque debe incluir la psicoeducación, las habilidades de resolución de problemas, aprendizaje en estrategias de comunicación interpersonal y manejo de emociones difíciles como la ira, así como reestructuración cognitiva.
Pueden ser adecuadas también las técnicas de relajación, el trabajo de autoestima y autoimagen, así como las habilidades sociales.
En algunos casos pueden combinarse la psicoterapia con la farmacoterapia para tratar la falta de control de impulsos.

Curso y pronóstico de la piromanía

Es bastante desconocido cómo cursa y qué pronóstico tiene esta patología. Algunos estudios indican que parece comenzar durante la infancia. Sin embargo, otros más recientes (Roncero, 2009), indican que es más frecuente en varones y suele iniciarse durante la adolescencia o inicio de la edad adulta.
La edad de incidencia máxima suele darse alrededor de los 17 años.
Cuando el inicio tiene lugar durante otros periodos, como la adolescencia o la adultez, el incendio suele tener un carácter destructivo.
Se ha asociado el inicio de la patología con situaciones de cambios y crisis personales o vitales y el impulso parece suceder de manera episódica.
En relación al pronóstico, si el paciente es capaz de trabajar las verbalizaciones en terapia, éste será mejor. Sin embargo, si se asocia a problemas de discapacidad intelectual o alcoholismo, será peor.
Suele complicarse por las consecuencias legales que tiene la provocación del incendio.

Epidemiología de la piromanía

Se desconoce la incidencia total de la piromanía, dado que como hemos comentado a lo largo del artículo, la distinción de lo que es realmente la patología de la piromanía ha estado mal empleada.
Además, en muchas ocasiones los criterios diagnósticos no han sido aplicados con propiedad, de modo que podría decirse que, siguiéndolos, estaríamos
hablando únicamente de entre un 1 y un 4%.
Algunas investigaciones, como las de autores como Lewus y Yarnell (1951) o Robbins y Robbins (1967), han argumentado que sólo entre el 20-40% de las personas que han provocado incendios son pirómanos.
Si atendemos a cuál podría ser el perfil del sujeto que provoca incendios por la gratificación o placer que le produce el fuego, estaríamos hablando de, según algunas conceptualizaciones:
– Sujeto masculino
– Soltero
– Alrededor de 20 años
– Motivaciones por todo aquello que rodea a la gratificación alrededor de observar el fuego
– Inteligencia superior a la media
– Puede colaborar en labores de extinción en incendios
– Historia de aprendizaje y personal con situaciones difíciles (abusos en la infancia, por ejemplo)
Además, estos individuos suelen reconocerse como:
– Personas “mironas” ante los incendios, debido a la fascinación que sienten por el fuego
– Provocan frecuentemente falsas alarmas
– Demuestran bastante interés por todo aquello que se relaciona con los instrumentos antiincendios
– Pueden mostrar indiferencia hacia las consecuencias que la propagación del fuego puede tener para él o los demás
Sin embargo, cabe destacar que otros autores consideran que dentro de la sintomatología de los pirómanos podría encontrarse:
– Un cociente intelectual inferior al promedio
– Deformidades físicas
– Pobre ajuste social
– Desestructuración en el hogar o familiar
– Frustración crónica
– Disfunciones de carácter psicosexual
– Problemas alcohólicos.

Causas de la piromanía

En antecedentes familiares de los pirómanos, se ha encontrado asociado a enfermedades mentales, trastornos de la personalidad (concretamente antisocial) y alcoholismo familiar.
Pueden encontrarse problemas familiares como ausencia de los padres, depresión materna, problemas en las relaciones familiares y abuso infantil.
También se ha asociado el hecho de provocar incendios con otras problemáticas como el alcoholismo del propio sujeto (López-Ibor, 2002). Además, muchos de aquellos que provocan incendios y no cumplen el diagnóstico de piromanía sí padecen otros trastornos mentales.
https://www.youtube.com/watch?v=ArBPCdvFX14

Conceptualización histórica de la piromanía

hecho de considerar la piromanía como un trastorno mental no ha estado exento, a lo largo del tiempo, de polémicas.
Los trastornos del control de impulsos se encuentran datados en el siglo XIX, siendo Pinel y Esquirol quienes introducen el concepto de “impulso instintivo” para hacer referencia a él.
Durante el siglo XIX se rechazaba la idea de que la piromanía pudiera considerarse un trastorno mental distintivo.
Autores como Ray (1844) la definían como un tipo de demencia que anulaba la responsabilidad de los actos que la persona cometía.
Henry Ey, uno de los autores, incluye la piromanía junto a otros cuadros como la cleptomanía o algunos homicidios dentro de la categoría de personalidades psicopáticas.
Otros como Stekel (1924) indican que a la base puede haber un conflicto psicosexual que llevaría a la persona a buscar la solución de esta manera. Freud lo argüía a problemas sexuales de carácter homosexual.
Para otros autores como Geller (1987), la piromanía podría deberse a un problema de comunicación, donde los pirómanos serían individuos que poseerían pobres habilidades sociales.
Esto implicaría que la piromanía sería un trastorno donde el individuo mostraría su ira a través de la provocación de un incendio dado que se siente inferior.
Vallejo indica que la piromanía podría ser un trastorno donde el individuo (al margen de su atracción por el fuego) podría demostrarse su valor y capacidad de poder.
A lo largo de las clasificaciones de trastornos mentales, en el DSM-I quedó incluida como un problema obsesivo-compulsivo, desapareciendo de las clasificaciones entonces para incorporarse de nuevo en el DSM-III, donde ya se refiere a un problema de falta de control de impulsos, que continúa en las posteriores versiones del DSM.
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