domingo, 30 de julio de 2017

Epidemiología de la piromanía

Se desconoce la incidencia total de la piromanía, dado que como hemos comentado a lo largo del artículo, la distinción de lo que es realmente la patología de la piromanía ha estado mal empleada.
Además, en muchas ocasiones los criterios diagnósticos no han sido aplicados con propiedad, de modo que podría decirse que, siguiéndolos, estaríamos
hablando únicamente de entre un 1 y un 4%.
Algunas investigaciones, como las de autores como Lewus y Yarnell (1951) o Robbins y Robbins (1967), han argumentado que sólo entre el 20-40% de las personas que han provocado incendios son pirómanos.
Si atendemos a cuál podría ser el perfil del sujeto que provoca incendios por la gratificación o placer que le produce el fuego, estaríamos hablando de, según algunas conceptualizaciones:
– Sujeto masculino
– Soltero
– Alrededor de 20 años
– Motivaciones por todo aquello que rodea a la gratificación alrededor de observar el fuego
– Inteligencia superior a la media
– Puede colaborar en labores de extinción en incendios
– Historia de aprendizaje y personal con situaciones difíciles (abusos en la infancia, por ejemplo)
Además, estos individuos suelen reconocerse como:
– Personas “mironas” ante los incendios, debido a la fascinación que sienten por el fuego
– Provocan frecuentemente falsas alarmas
– Demuestran bastante interés por todo aquello que se relaciona con los instrumentos antiincendios
– Pueden mostrar indiferencia hacia las consecuencias que la propagación del fuego puede tener para él o los demás
Sin embargo, cabe destacar que otros autores consideran que dentro de la sintomatología de los pirómanos podría encontrarse:
– Un cociente intelectual inferior al promedio
– Deformidades físicas
– Pobre ajuste social
– Desestructuración en el hogar o familiar
– Frustración crónica
– Disfunciones de carácter psicosexual
– Problemas alcohólicos.

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