En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), encontramos la piromanía dentro del conjunto de trastornos destructivos, del control de impulsos y de la conducta.
El diagnóstico de piromanía incluye diferentes criterios en los que la persona afectada debe provocar incendios de forma deliberada e intencionada en más de una ocasión.
Además, la persona presenta tensión o excitación afectiva antes de provocar el incendio. Son personas a los que el fuego y su contexto les fascinan, muestran mucho interés, curiosidad o atracción.
Además, todo ello les otorga placer, una gratificación o alivio al provocarlos o al presenciarlos o participar en las consecuencias que de ellos se derivan.
Es importante destacar que el pirómano no realiza el incendio para obtener ningún beneficio económico ni como expresión de ninguna ideología sociopolítica.
Además, no lo hace para ocultar ninguna actividad criminal, tampoco como manera de expresar sentimientos negativos, como forma de mejorar sus condiciones de vida ni como respuesta de ninguna alteración del juicio o alucinación.
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